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Mercado Central de San Agustín, Granada

1994-1998

Se sitúa en el antiguo enclave del Mercado de San Agustín, último edificio del conjunto de inmuebles comerciales que se extendían hasta la actual Plaza de la Romanilla. Fue construido a principios del siglo XX sobre la plaza del mismo nombre, anteriormente ocupada por un convento de agustinos descalzos desamortizado. Como consecuencia de la demolición de este mercado y la construcción de un aparcamiento subterráneo en la Plaza de San Agustín, se requiere la habilitación de una instalación comercial provisional en la Romanilla. Hasta el año 1994 no se produce un acuerdo firme entre concesionarios y ayuntamiento para la construcción de un nuevo edificio cuyas obras concluyen en 1998.

 

Emplazado en la manzana formada por las calles Alvaro de Bazán, Postigo de San Agustín, San Agustín, Mercaderes y Placeta de San Agustín, el mercado deja un espacio público significativo a modo de pequeña plaza hacia la calle Mercaderes, debido a la presencia de un baño árabe descubierto en la excavación arqueológica. La construcción presenta una envolvente de 40x40 metros en la que se ubican un total de 59 puestos con una superficie neta de 10 m² cada uno: 21 de carne, 21 de pescado, 7 de comestibles, 5 de congelados, 3 de frutas y verduras, uno de frutos secos y una panadería), un bar con barra y cocina y aseos. En planta alta, se dota a la nueva infraestructura de cámaras frigoríficas y otras instalaciones. Los puestos se organizan mediante una red de calles interiores que configuran una trama dentro del tejido urbano y se conectan con la vía pública mediante cinco puertas de acceso y otra supletoria que conecta con el núcleo de comunicaciones del aparcamiento.

 

La construcción se realiza con una estructura metálica ligera empleando una solución de cubierta terminada en chapa de cobre y lucernarios que proporcionan una iluminación natural complementaria a los huecos de fachada. Esta última se resuelve con un gran zócalo revestido en piedra natural y paneles superiores ligeros acabados en cobre para reducir las sobrecargas sobre el aparcamiento inferior. El interior se trata con materiales nobles y duraderos como la piedra de Sierra Elvira en el pavimento. Algunos laterales de los puestos se revisten con cerámica diseñada por la artista Esperanza Romero. El inmueble tiene un diseño acorde con el uso de mercado y se remata con una amplia marquesina hacia la nueva plaza, formalizando la fachada principal y proporcionando una protección adicional a las personas que acceden a este espacio ritual de la ciudad.

 

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Rehabilitación y obra nueva

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