
Portada del Perdón de la Catedral de Granada
El proyecto arquitectónico de la Catedral de Granada adquiere en la Puerta del Perdón un acento compositivo y expresivo de gran interés, especialmente si se tiene en cuenta que en este templo se produce una discontinuidad formal importante al cerrarse la fachada principal con otra solución diferente a la ideada por Diego de Siloe. También, avala la importancia de dicha portada su papel como terminación del transepto, contrapunto de la entrada a la Capilla Real de estilo tardogótico y cierre exterior de un espacio que, conectado a la cabecera, funciona como templo catedralicio hasta que la fachada principal del edificio queda concluida en sintonía con la propuesta de Alonso Cano en 1707.
El cuerpo inferior de la portada objeto de esta reseña se construye bajo la dirección de Siloe entre 1536 y 1537, y constituye una obra maestra del diseño del plateresco. Es una versión de un modelo desarrollado a fines del siglo XV en Lombardía, con gran difusión gracias a los tratados de arquitectura: columnas pareadas y exentas sobre pedestales a ambos lados de un arco central, esquema que recuerda numerosos ejemplos de la arquitectura triunfal romana. De la significación de estas elecciones, se halla confirmación en Sagredo, tratadista que considera las columnas exentas sobre pedestales el motivo distintivo de los arcos de triunfo y el más apto para revelar la idea de majestad.
Según Rosenthal, este primer cuerpo –de ornamentación rica y exquisitamente tallada–, presenta connotaciones de triunfo más que evidentes en el lema de Carlos V “Plus Ultra”, legible en las cartelas suspendidas de las columnas; y en el famoso grito de guerra de principios del siglo XVI “un monarca, un imperio y una espada”, que en términos modernos se podrían entender fuera de cualquier significado religioso. La expresión de triunfo se manifiesta en la inscripción presente entre las figuras de la Fe y de la Justicia, en la que se celebra la victoria de los cristianos sobre los musulmanes después de ocho siglos y se alaba el sentido de la justicia y de la fe de los Reyes Católicos, así como la sabiduría de Fray Hernando de Talavera, primer Arzobispo de Granada. Sin embargo, el repertorio clásico se explicita a través de una emblemática que todavía es medieval: los grandes escudos de los Reyes Católicos y del emperador en los machones parecen significar que todavía la alegoría necesita algunos auxilios, no en vano el conjunto conmemorativo gótico que precede a la catedral (la Capilla Real) se abre al exterior a través de esta portada.
Además de las referencias que se han hecho al arco triunfal, en las calles laterales se superponen hornacinas con las veneras hacia abajo y multitud de angelotes y guirnaldas, como es habitual en Siloe. Las esquinas están muy acotadas, por lo que las columnas se remeten dentro de los contrafuertes limitando su extensión.
Los restantes cuerpos hasta la cornisa superior quedaron sin hacer tras la muerte del arquitecto burgalés. El segundo cuerpo fue concluido en 1610 respetando la ordenación general, pero con unos relieves mucho más simplificados y uniformes de vegetación rematados por un frontón partido, clara muestra del nuevo estilo protobarroco del que participaba su nuevo maestro tracista: Ambrosio de Vico. Los otros dos cuerpos que se superpusieron en 1637 están desconectados de los inferiores, sin que exista correspondencia con los precedentes en sus líneas estructurales. Fueron realizados por Miguel Guerrero repitiendo modelos de Vico.
Los problemas de conservación de la portada se manifestaban visualmente por la costra negra que recubría buena parte de la misma y por la pérdida de valores ornamentales, debido a la degradación de los materiales pétreos. Aunque era obvia su ejecución con calcarenita de Santa Pudia, se requería saber, con carácter previo a la intervención, la distribución de los subtipos litológicos para determinar aspectos tan decisivos como el color, muy importante una vez alcanzado el grado de limpieza suficiente (en algunos casos, incluso llega a aparecer un color anaranjado intenso poco habitual).
También, resultó interesante constatar el empleo de piedra calcarenita, salvo en los basamentos que se ejecutaron en piedra de Sierra Elvira, mucho más resistente y duradera. La unidad material y trabajabilidad de la primera fueron en este caso especialmente valoradas por Siloe, que primó el empleo de dicho material frente a la segunda, utilizada en las portadas de otros monumentos de la ciudad. Este hecho demuestra que la elección del material estaba determinada por factores que no siempre coincidían con la durabilidad. Lo que sí se produce es un rechazo de aquello fácilmente alterable, ya que los problemas que aparecían en estos casos eran advertidos rápidamente a través de la experiencia y los conocimientos que se transmitían gracias a las maestrías y los gremios. Sin lugar a dudas, se pudo afirmar que, en el caso de la Portada del Perdón, la selección del material llegado de la cantera fue excepcional.
Este acercamiento permitió confirmar con claridad los problemas de descomposición esperados y valorar las posibilidades de recuperación de los distintos elementos antes de que se les aplicase el tratamiento. En el caso de los frisos decorados, las expectativas fueron óptimas gracias a la protección aportada por las grandes cornisas divisorias de los cuerpos de la portada, a las que el proyecto prestó especial atención preservando su papel protector del material. También, se corroboró la presencia de un revestimiento de protección con un mortero de cal de diferente espesor y consistencia, del que en algún caso se conservaba policromía. A raíz de este descubrimiento, una parte importante del esfuerzo del equipo fue asegurar su conservación evitando su eliminación por desconocimiento de las técnicas de construcción. Este aseguramiento requirió una destacada dosis de atención a las pátinas, al plantear muchos problemas de integración cromática con las zonas donde la piedra se encontraba sin revestir.
La porosidad de la piedra calcarenítica sufría alteraciones importantes por la intervención del agua y de la contaminación ambiental. Por otra parte, también había piezas que sufrían un ostensible decaimiento de su resistencia, debido a su alto nivel de exposición a tensiones puntuales de especial intensidad causadas por el sismo o el viento: caso de pináculos y elementos esbeltos similares. Para responder a esta problemática, se tomaron las siguientes medidas: las pérdidas de material se repusieron o sustituyeron, las fracturas se cosieron con vástagos de acero inoxidable o fibra de vidrio embebidos en resina, los apoyos pináculo–basa se revisaron con detenimiento para garantizar un reparto homogéneo de esfuerzos realizando, en el caso puntual de un pináculo, una sustitución casi completa del mismo.
Como resultado, la intervención consiguió devolver a la portada sus cualidades perdidas por efecto de la contaminación, previa consolidación e hidrofugación de su material constituyente mejorando su comportamiento a nivel global. El plano superior de las cornisas se revistió con chapa de plomo para evitar la impregnación de agua en periodos prolongados de lluvia. Finalmente, la superficie quedó protegida gracias a tratamientos específicos reductores de los riesgos, aún sin disponer de los medios necesarios para detener el proceso global de agresión medioambiental, salvo las medidas de reducción de la propia contaminación que llegarán años más tarde con las restricciones de acceso al tráfico rodado en el área centro.
Restauración del patrimonio histórico
Arquitectura de la Edad Moderna
![]() Estado anterior |
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![]() Proceso de restauración |
![]() Restauración de elementos pétreos |
![]() Protección de plomo |
![]() Vistas |
![]() Estado final |
![]() Detalle de talla y policromía |
![]() Estado final |
Pedro Salmerón Escobar
Arquitecto
![]() Situación |
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![]() Alzados y secciones |
![]() Detalle |
Resumen de la intervención
Restauración de la Portada del Perdón. Catedral de Granada (2003)
Superficie
1120.26 m²
Presupuesto
235.576,03 €
Promotor
Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
Redacción de proyecto
Pedro Salmerón Escobar. Arquitecto
Dirección de obra
Pedro Salmerón Escobar. Arquitecto
María Felisa Ramírez Martín. Arquitecta Técnica
Restauración
Julia Ramos Molina. Restauradora
Lourdes Blanca López. Restauradora
María Dolores Blanca López. Restauradora
Analítica de materiales pétreos
Eduardo M. Sebastián Pardo. Geólogo Grupo de investigación de la Universidad de Granada: “Estudio y conservación de materiales pétreos en edificios históricos”.
Ejecución de la obra
Alberto Domínguez Blanco. Restauración de Monumentos, S.A.